La mafia rusa es un cliché, destacaron los periodistas de ABC en su libro ‘Palabra de vor. Las mafias rusas en España’, cuya presentación se celebró en el hotel Palace de Madrid.
Según Cruz Morcillo y Pablo Muñoz, ‘la mafia rusa’ no es una expresión cierta porque en realidad, lo que se sobreentiende en la frase y lo que amenaza a España y sus ciudadanos son agrupaciones de diferentes países, como Rusia, Georgia, Ucrania y Armenia, países de Europa del Este.s.
Mientras tanto, los periodistas españoles dedicaron un año y medio a analizar lo que está escrito al respeto: “la idea de escribir el libro sobre uno de los peligros más serios para España -las agrupaciones organizadas de crimen de los países exsoviéticos- nació ya en 2005. Estas agrupaciones eligieron como su base España y durante la investigación del asunto entendimos que el material recogido sobre la acción de la policía contra la ‘mafia rusa’ era tan abundante que no cabía en un solo artículo”, destacó Cruz Morcillo en la entrevista a la agencia RIA Novosti.
El libro está basado en diferentes materiales recogidos, incluso policiales y de procesos. Hay muchas entrevistas con representantes de la protección judicial en España, encargados de la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, al igual que una entrevista no publicada nunca con el agente secreto ruso Alexandr Litvinienko, envenenado en Londres.
El espía ruso Alexander Litvinenko murió envenenado con polonio 210 en noviembre de 2006. Tres meses antes, varios policías españoles se reunieron con él en secreto en el hotel de una capital europea. Litvinenko les desveló detalles de criminales de su país enraizados en España y se comprometió a declarar ante la Audiencia Nacional contra los jefes de la mafia rusa investigados. Sus asesinos, que siguen en libertad, lo impidieron
En el libro también hay una entrevista inédita con Mijaíl Monastyrski, ex diputado del Parlamento ruso, y conocido como un falsificador de preciados artículos deFabergé. Sus obras no podían destinguirse de las originales, incluso por parte de los expertos escrupulosos del museo Hermitage. Al salir de la prisión se hizo un ‘rey de las antigüedades’ y, colaborando con la entonces KGB, atestiguó en los procesos estatales judiciales. Emigró a España y vivió allí unos diez años, durante los que la policía española le sospechó de venta de órganos humanos. Murió en un accidente de tráfico en Suiza.La entrevista inédita con el espía desahuciado es una de las cuatro que abre el libro «Palabra de Vor. Las mafias rusas en España» de los periodistas Pablo Muñoz y Cruz Morcillo. La galería la completan un antiguo jefe de la mafia de San Petersburgo, que eligió Marbella como refugio y también acabó muerto en un supuesto accidente; un renegado de otra potente rama criminal, la «Izmaizlovskaya», que fue antiguo socio del magnate Oleg Derispaska y ahora le ha declarado una guerra a muerte después de que su madre fuera asesinada por sus antiguos colegas; y un cuarto personaje, un «arrepentido», cuyo nombre, por seguridad, debe seguir guardado bajo llave.
España se ha convertido en azote de «vory v zakonen», en castellano «ladrones en la ley» o jefes criminales de las mafias rusas; látigo de ellos, y de su caterva de subordinados, esposas, amantes, testaferros, abogados y del resto de personajes que se mueven al calor de maletines repletos de millones por la zona de Levante, Cataluña, Baleares, la Costa del Sol y Madrid. Llegaron hace más de una década buscando un retiro dorado y aquí se han quedado. Pero no han venido para descansar, sino para montar santuarios desde los que dirigen a golpe de teléfono y viajes en jet privados sus negocios criminales en Rusia, Georgia, Alemania, Grecia o en cualquier lugar que les dejen.

En la presentación del libro participó Baltasar Garzón, el famoso juez instructor de España, que dirigió casos vinculados a las agrupaciones criminales de los países exsoviéticos. Destacó que el libro “choca con el aumento del material usado y el análisis profundo realizado. El libro tiene valor porque muestra el trabajo que se hace en España en la lucha contra el crimen organizado. Encontré mucho que no sabía antes, aunque dirigí casos eslabonados con la ‘mafia rusa’”.
Según el secretario Seguridad, Antonio Camacho, “tras los golpes fuertes hechos por la justicia española, los líderes criminales no tienen que mantener ninguna ilusión. La lucha contra las agrupaciones criminales se realiza y va a ser realizada seriamente y sin piedad.”

A pesar de que los autores de ‘Palabra de vor. Las mafias rusas en España’ hicieron la reserva de que la frase ‘la mafia rusa’ es condicional, porque no es correcto llamar ‘rusos’ a los criminales procedentes de Europa del Este, la historia de las mismas publicaciones del periódico no satisface a muchos analistas.
Hasta ahora se les han asestado cuatro grandes golpes: las operaciones Avispa, Mármol Rojo, Troika y Java, dirigidas al corazón de una mafia «líquida» que en España no mata, no secuestra, apenas extorsiona ni trafica pero hace circular el dinero a su antojo, funda y cierra sociedades fantasma, invierte en todo tipo de negocios y compra cada voluntad que se pone a su alcance, según se desgrana en el libro. Su importancia es estratégica, como le anticiparon los expertos a Zapatero: no se trata de más o menos inseguridad ciudadana. Lo que está en juego es la soberanía nacional. ¿Cómo? De la mano del control energético y de las privilegiadas relaciones políticas, policiales y económicas de las que se jactan los investigados y procesados.
«Cada organización criminal importante tiene su propia compañía en el sector energético, a la que protege y para la que elimina competidores por las buenas o por las malas (…) Son conscientes de que su expansión internacional depende de ellas», relatan los autores por boca de un policía alemán con el que se entrevistaron y a cuya cabeza ha puesto precio la mafia.
En España lo han intentado las empresas Lukoil y Gazprom, primero a través de una modesta distribuidora de hidrocarburos catalana y más tarde por la puerta grande, o lo que es lo mismo, vía Repsol. La maniobra fue abortada a tiempo, en cuanto los informes del CNI llegaron a la mesa de algunos ministros, pero nadie duda de que habrá nuevos envites y de que el Gobierno de turno deberá decidir si está dispuesto a depender de determinados grupos empresariales rusos.
«La mezcla de poder y dinero en esos niveles equivale a desestabilización», sostienen los autores; un riesgo del que ha tomado buena nota Estados Unidos, cuyos servicios policiales han pedido informes sobre el peligro emergente. Dicen quienes están en primera línea que cuando el ministro Rubalcaba se reúne con sus colegas al otro lado del Atlántico nadie le pregunta por ETA; como mucho por los islamistas, y de forma machacona por los rusos. VIA ABC
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