Tanto hablar de que África empezaba al sur del Ebro cuando ahora parece que si empieza en algún sitio es al sur de los Pirineos

Cataluña es el exacto reflejo de la realidad autonómica, no solo catalana sino de todo el mosaico autonómico español. Los políticos lo saben mejor que nosotros pero, poner solución a este, que es el principal problema nacional, pasa por abandonar las poltronas que ocupan (y estoy hablando de todos los gobiernos autonómicos y asociados, de todos los partidos políticos, de sindicalistas y todos los vampiros que han ahogado la nación). Nadie en España le pondrá el cascabel al gato y tendremos que esperar a que nos lo pongan desde Europa, por la vía de la asfixia económica que tan insistentemente nos hemos labrado todos los españoles, hipnotizados durante años por los políticos encantadores de serpientes, persiguiendo zanahorias en forma de identidades regionales, lenguas minoritarias y otras chorradas anacrónicas, que van justo en la dirección contraria del resto del mundo actual globalizado.
¿Hasta cuando van a dejar los españoles que les manipulen los políticos con maniqueismos de derechas-izquierdas, PSOE-PP, Identidades autonómicas y demás inventos interesados ?
Políticos de la baja talla que tenemos en España, solo tienen cabida en una sociedad aturdida y mareada por los cantos de sirena que nos lanzan todos los dias nuestros gobernantes. En otros paises de nuestro entorno, políticos como estos estarían dedicados a otros trabajos para ganarse la vida, pues como políticos no durarían ni siquiera unos meses.
Tenemos que pasar en España muchas páginas del pasado, ya casi remoto, para comenzar a crecer como nación y mucho me temo que moriré sin verlo.
Y en sus ‘tripas’ se demuestra que los políticos confirman que son un problema para los españoles, porque pese a que las preocupaciones de los ciudadanos van por un lado, las de los partidos van por otro y nada hace que recapaciten.

Es lo que tiene partidocracias bananeras que luego se autodenominan democracias. Los problemas del elector no pasan ya a segundo plano, Son tirados a la basura.
Modestamente, yo añadiría dos elementos de cohesión que me parecen fundamentales para entender la NO reacción de los catalanes frente a su casta dirigente:
– El Barça -algo más que un club- que como en cualquier dictadura se convierte en un elemento fundamental para aglutinar masas y acallar críticas. Un elemento que cuesta millones y millones de euros, y con una influencia que trasciende nuestras fronteras.
– Los grandes medios de comunicación, no sólo las televisiones, mantenidos en gran medida, directa o indirectamente mediante dinero público, y que ejercen una influencia determinante en crear opinión, evitando la discrepancia y fomentando el odio.
Y todo ello, también, implica, como digo, grandes sumas de dinero público, ya sea en publicidad, en condonaciones bancarias, en ayudas, en puestos de trabajo, etc…
Puede parecer una memez, especialmente lo primero, pero basta con observar y echar cuentas…

Y Mirar este cuadro sobre la multiplicación de puestos políticos y de entidades públicas de todo tipo
El número de representantes políticos.
Pero la pelota sigue estando en el tejado del Gobierno del Estado, quien se niega sistemáticamente a utilizar la legitimidad de la ley para desmontar el chiringuito, e incluso a permitir que sentencias firmes del Tribunal Supremo ni siquiera se cumplan.
Conviene no olvidar esto último jamás…
Y ahora pensar:
¿Hay derecho, por ejemplo, a que a los catalanes se les cobre un euro por cada receta médica, mientras las distintas administraciones cuentan con más de 20.000 puestos en consejos consultivos, consejos asesores, consejos rectores, patronatos de fundaciones, consejos de administración o consejos de normalización lingüística?
¿Hay derecho a que se retrasen los pagos a las residencias de ancianos mientras la radiotelevisión pública catalana emplea a más de 2.500 personas y chupa 275 millones de euros anuales de los presupuestos de la Comunidad?
¿Hay derecho a que los catalanes tengan que pagar un número exorbitante de peajes para desplazarse por carretera, mientras los cuatro niveles de la administración regional cuentan con casi 2.000 entes cuyas funciones se solapan con las de la propia administración y que tienen más de 50.000 empleados?
¿Hay derecho a que muchas familias catalanas no cuenten con ningún ingreso mientras se paga con dinero público a más de 1.000 personas para montar una red de normalización lingüística subvencionada, con el fin de imponer a esos catalanes una visión monocorde de la realidad social?

Mientras que los nacionalistas de Más necesitan desesperadamente que la vista y la atención de los catalanes se centren en Madrid, no sea que a los sufridos habitantes de Cataluña les dé por fijarse en su administración regional y a alguno se le ocurra decirle a los nacionalistas: «¡Sacad ya vuestras zarpas de nuestro bolsillo! ¡Dejad ya de robarnos!»
La Generalidad de Cataluña lleva años pidiendo que el Gobierno de España publique las balanzas fiscales. Tanto el Tripartito como el Ejecutivo de CiU han reclamado una y otra vez que se presenten estos datos y han apelado a la «transparencia«. Los políticos nacionalistas han repetido una y otra vez que saber cuánto aporta cada región no es sólo una cuestión de justicia sino que es una información que debe estar al alcance de los ciudadanos para que éstos puedan tener una opinión independiente.El problema es que toda esta exigencia de luz y taquígrafos queda totalmente en entredicho cuando los datos no concuerdan con el argumentarlo nacionalista. Según denuncia este lunes La Voz de Barcelona, la Generalidad ocultó uno de los resultados de las balanzas fiscales, precisamente el más perjudicial para sus intereses, cuando hizo la presentación de los datos hace unos meses.La historia es como sigue. El Gobierno de Artur Mas quiere justificar los recortes que debe aplicar en su comunidad en el supuesto agravio fiscal que la región sufre del resto de España. De esta manera, la culpa de que Cataluña sea la autonomía más endeudada del país no sería del Tripartito y su política de izquierda radical, que perjudicó a las empresas al mismo tiempo que disparaba el gasto público y el intervencionismo. Según este relato, el problema estaría en el dinero que se llevan los habitantes de otras comunidades.Para apoyar su planteamiento, el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, presentó las balanzas fiscales del conjunto de España la pasada primavera. Como era de esperar, todos los medios catalanes cubrieron el acto profusamente y dedicaron sesudos editoriales al supuesto «expolio fiscal» que sufre Cataluña.En esta cuestión, no es fácil ponerse de acuerdo. Hay muchas formas de hacer las balanzas fiscales y cada una de ellas lleva a un resultado diferente. Desde el Gobierno de CiU se escogieron dos métodos: el de carga-beneficio y el de flujo monetario. Hasta aquí no hay nada raro, porque son los procedimientos más comunes. Eso sí, el equipo de Artur Mas no se quedó ahí, sino que dio un paso más y decidió hacer los cálculos neutralizados (es decir, aplicándoles un ajuste en función de componentes como el ciclo económico o el déficit público).Dado el amor que los políticos catalanes demuestran por la «transparencia», sería lógico pensar que iban a publicar los cuatro resultados: carga-beneficio neutralizado, carga-beneficio sin neutralizar, flujo monetario neutralizado y flujo monetario sin neutralizar. Pues no… Resulta que el señor Mas-Colell sólo presentó dos: los neutralizados (o cocinados, como cada uno prefiera). Y qué casualidad, eran justamente los dos que más convenían a las tesis de CiU. En uno, aparecía un déficit fiscal de 16.409 millones, y en el otro, de 11.261 millones.Mientras, en la documentación más detallada (es decir, fuera de las notas de prensa) se incluía una tercera cifra, que daba un déficit de apenas 791 millones. Pero, ¿y el cuarto método de cálculo? Ni una palabra sobre el mismo. Ahora, sabemos que con este sistema lo que habría aparecido es ¡un superávit de 4.015 millones de euros!Cuando decimos que «habría aparecido» es porque esa cifra no estaba ni en la presentación entregada a la prensa ni en la documentación más extensa publicada por la Consejería. De hecho, este dato lo hemos conocido porque un órgano asesor del Gobierno regional lo ha incluido (puede que sin darse cuenta de la importancia política del dato) en un informe sobre la financiación de Cataluña. Aunque es difícil que ningún político nacionalista lo admita, la cifra no es sorprendente. De hecho, hace unos meses, Convivencia Cívica Catalana (CCC) publicó un estudio en el que aseguraba que los cálculos de Mas-Colell estaban mal planteados. Sus cifras, tal y como publicó Libre Mercado, eran muy parecidas a las que hemos conocido este lunes.La discusión de si uno u otro de los métodos es más fiable podría ser larga. Lo curioso es que aquéllos que más piden «transparencia» a los demás, se apliquen de una manera tan peculiar este principio a sí mismos.Fuente: Libre Mercado

Mientras ahora tanto los populares como los socialistas sitúan «bajo sospecha» a Convergencia Democrática de Cataluña por la trama de las estaciones de las ITV y del expolio del Palau de la Música e instan al presidente a rendir cuentas sobre la procedencia de la financiación de su partido.
Por este último caso el juez impuso a CDC una fianza de más de tres millones de euros por el dinero desviado a través del Palau de la Música con las adjudicaciones de obras públicas en los Gobiernos de Jordi Pujol, y que el partido de Artur Mas avaló esa cantidad con su sede central de Barcelona.
A tenor del informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía, Convergencia Democrática de Cataluña se perfila como «el gran beneficiario del expolio económico» del Palau de la Música, según el diario ABC. En concreto, el partido podría haber recibido, como mínimo, un total de 5,9 millones de euros entre 2002 y 2008
Estas cantidades de dinero las habría entregado el presidente del Palau, Felix Millet y su número dos, Jordi Montull, de forma opaca y en efectivo a los responsables de las financias de CDC en aquel tiempo, Carles Torrent y Daniel Osácar.
Fundación Trias fargas
Además del presunto desvío de fondos de Ferrovial a Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) a través del Palau, habría otras constructoras que podrían haber pagado comisiones a la formación nacionalista canalizadas a través de la Fundación Trias Fargas a cambio de la adjudicación de obra pública. En concreto, entre 2002 y 2008 la plataforma de pensamiento afín a CDC habría recibido de éstas 6,5 millones de euros de donaciones particulares, el 64,9% de su financiación.
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, que recoge en un informe estos datos que este martes revela ABC, evidencia cierta desconfianza sobre que la financiación vía donación sea tan excesiva y menciona expresamente el «entroncamiento» de sociedades, sobre todo, constructoras con los sectores públicos catalanes y como de ahí se derivaron permisos, licencias y adjudicaciones.
El abanico de constructoras que donaron fondos a la fundación Trias Fargas en muy amplio. Tanto constructoras de ámbito nacional como ACS, que habría donado 250.000 euros o Fomento de Construcciones y Contratas que se le atribuyen 159.000. También hay empresas de construcción con implantación autonómica como Rehac SA, Copisa, Tamisa, Bruesa, Nova lloret. Grupo Excover y Construcciones PRH que aportaron un total e 614.000 euros entre todas ellas.
La concesionaria de autopistas Abertis financió a la fundación con 150.000 euros. La misma cantidad pagó igual que el Grupo Ferrer International dedicado a la venta de productos farmacéuticos, químicos y de alimentación.
(Datos de El Economista Y ABC)
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