En estos días se han publicado estudios de intención de voto en los que se revela que el Partido Popular seguiría siendo el partido más votado, lejos de la mayoría absoluta que ostenta ahora, y seguido de cerca por el PSOE, que no crece ante la pésima labor de oposición que está realizando.
La reflexión que se debería hacer es si se ha perdido la capacidad de asombro e indignación y se seguirá votando igual a uno u otro de los partidos que han llevado al país a esta situación catastrófica.
«No hay alternativas», dicen unos.
«Todos son iguales», repiten otros.
«Con la abstención, les estamos manifestando a los políticos que no nos representan», aseguran algunos.
Si no hay alternativas tendremos que crearlas.
Si todos son iguales, hay que ser otros los que tomemos el liderazgo.
La abstención es un cheque en blanco para que los políticos hagan lo que les dé la gana.
Nuestro sitio está en las calles, pero también en el congreso y en los despachos de los políticos.
Por desgracia, hasta que los políticos no se sientan realmente amenazados en sus cómodos despachos o incluso en sus casas no moverán ni un dedo a favor de nosotros.
Hasta que hubo muertes (suicidios les llaman, pero deberían decirles «asesinatos indirectos») en los
Ada Colau ha dado el ejemplo. Hay que llamar a las cosas por su nombre… y nunca perder la capacidad de asombro y de indignación.
#contralaimpunidadya